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Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Pagaría en cuero

La niña sin piernas pide orar de pie. El presidente norteamericano declara: "[Creer] en un orden mundial pacífico en el que las naciones puedan competir en el campo de batalla económico y no con tanques y misiles en guerras sangrientas". La niña sin piernas pide orar de pie. El premier francés pide queso y le dan un hueso de la pierna izquierda perdida por la niña. La niña sin piernas pide orar de pie. El primer ministro israelí acusa a su par británico de haber entregado a los palestinos, durante el año siguiente al fatídico suceso que le hiciera perder ambas piernas, a la niña. La niña sin piernas pide orar de pie. Mientras tanto, el politburo chino manda movilizar tropas hacia la frontera norte mientras su pueblo no camina, va en tren.
(res non verba)

-Barbara Belloc-

jueves, 23 de mayo de 2013

Un día (quizá demasiado tarde) cambié el punto y final por los puntos supensivos, con el objetivo de que tras ellos colocáramos y comparáramos nuestras ausencias...

Por cada punto un defecto compartido,
pero no supimos nombrarlos,
tú y yo no sabíamos comunicarnos
y decidimos obviarlos...

Hoy creo que en una lista de reproches
el resultado hubiera sido un empate,
por aquel entonces creo que los dos lo sabíamos...
y por eso no la comenzamos...

Pero lo bueno de los puntos (suspensivos o no)
es que deben ir seguidos de una mayúscula
que vino a ser como un nuevo comienzo...

Aún así...
El nuevo comienzo fue la historia de siempre.
Lo único que consiguió cambiarla fue tu enfermedad,
porque entonces ya era tarde para reproches,
para seguir culpándonos el uno al otro.
Yo siempre fui la mala hija,
la hija ausente,
tú siempre fuiste el mal padre,
el padre ausente...

Lo más triste fue saber que tras esa última ausencia,
tras esa despedida sin adiós,
no volverían a haber intentos de reencuentros fallidos.

Hizo falta tener la certeza de tu ausencia definitiva
(cuando aún seguías allí pero ya no eras tú)
para reconocer que tú no eras un "padre al uso",
para reconocer que yo no fui una hija fácil,
para descubrir que te quise siempre.
Y te quiero.
Y te querré.


martes, 7 de mayo de 2013

Canción primera (o Poema del aire)

Mi vida. Mi vida no. Mi vida nunca. Mi vida nunca fue un pájaro
sangrando estambre por las alas. Mi vida nunca llevó en el cráneo una
corona de astillas. Mi vida nunca fue. Mi vida no fue ni será mañana una
mariposa apresada en las trenzas de una chica. Mi vida no fue ni
tampoco es hoy un viejo corazón de madera. Nací el 24 de junio de un
año que se rehusó a ser éste. Mi padre estaba borracho de níquel y
envuelto en aluminio. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló
los ojos con arena. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló
los ojos con arena. Tengo miedo. El miedo usa una corona de estrellas.
Hace 3 días soñé que mi padre me golpeaba. Hace 2 días soñé que mi
madre me cosía la boca. No me reconozco. Miro el espejo y encuentro a
un ángel deshojando el mundo. Tengo el terrible deseo de gritar mi nombre.
Tengo el abecedario tatuado en los tobillos. Nací el 24 de junio
de mil novecientos violeta. Nací en una pradera de tuercas y filósofos
llorando rocas y esquirlas y teorías astrogramaticales encima de una rosa.
Mi vida nunca fue un pájaro con las entrañas llenas de estambre parado
en la estructura ósea de una estrella. No tengo recuerdos de mi casa.
Pienso que soy un caballo con la mandíbula rota. Pienso que soy una
niña que lleva por grillete las estrellas del mundo. Pienso que he venido
renaciendo los últimos 24 años, y que he transformado mi horario
escolar en una placenta de pétalos. Pienso que mi vida es un pajarito
con el corazón de estambre y una corona de huesos. Pero no es así.
Mi vida no es un pájaro de estambre, ni violeta, ni rojo, ni verde, ni pluma,
ni cieno, ni triste, ni roca, ni azulmente roca, ni estambremente roca.
Mi vida es una nota al pie de mi obra. Y mi obra es un libro de geografía 
que se ha convertido en mariposa. Y mi mariposa lleva polen y ríos 
sobre las alas. Nací el 24 de junio de ningún año. Soy una mujer con 500
golondrinas dentro. No tengo recuerdos de mi pueblo. Me estoy soñando.
No tengo recuerdos de mi infancia. Me estoy soñando.
Mi vida nunca fue. He descubierto que la poesía es un cuadro que se pinta
sin usar pinceles, una danza que se baila sin usar el cuerpo, un beso que
se da sin usar los labios. He descubierto que la poesía es un juego en el
cual está prohibido seguir las reglas; que es entender que tenemos el
pecho lleno de musgo, de nieve, de agua, de tierra y de semillas que
florecen como soles; que la poesía es una parvada de golondrinas
despedazándote el cuerpo de adentro hacia fuera; que la poesía es
platicar con las palomas en el techo de las catedrales. He descubierto,
que quizá, incluso, la poesía es. Nací el 24 de junio de mil novecientos
madera y tres. Mi madre se rompió los dientes en el parto. Fui arrojada a
una cuna de paja. Tenía las uñas de los pies azules y enrolladas como pergamino.
Mi padre estuvo orgulloso de mi sexo, hasta que descubrió
que mi sexo era una constelación de girasoles. Esta mañana he decidido escribir,
no poesía, no tratados, no alfileres, no escritorios, no mi vida o una novela, sólo escribir.
Sólo tallarme los ojos con la pluma, para ver al mundo lleno de rayones, 
y una de mis lágrimas sea tinta.

         (David Meza)