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Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

martes, 18 de octubre de 2016

Cada mañana abro la puerta
antes de estar barridas las calles,
antes de ser arrojados a la basura
los deshechos...
Y salgo dispuesta,
con los bolsillos llenos de voluntad.
Pero hay mañanas
que me cruzo con esos que padecen
el síndrome de Diógenes
recogiendo la inmundicia ajena.
Me bastará con saberme diferente,
no rara.
Raro es encontrarse derrochadores
de alegría,
sembradores de paz.
Y ahora que le crecen arrugas a los derechos
que los deberes son sólo para unos pocos...
Ahora que todo huele a podrido
y tú te has ido para siempre...
Ahora que inamovibles
nos adherimos a la cómoda butaca...
Ahora.
Hay que volver a barrer.

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