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Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

miércoles, 13 de enero de 2010

Alicia Maravilla

 Acababa de colgar el teléfono, después de una corta y surrealista conversación. Una voz femenina me preguntó por el "Conejo Blanco" de Alicia.
-¿La del país de las Maravillas?- contesté, pensando que alguien se aburría.
-¿Conoces a alguna otra Alicia acaso?...Lo que hay que oír...
-No, claro, no hay más Alicia que la del cuento.
-¿Cuento?¿Qué cuento?...¡Ah! Ya entiendo...tú eres Alicia y estás escondiendo al Conejo Blanco.
-Sí, lo puse a remojo en lejía, estaba un poco gris...
-Voy hacía allí.
 Y la agradable voz femenina de cuento, me colgó. Aún me reía de la extraña conversación cuando sonó el timbre de la puerta. Me sobresalté. ¡¡Sorpresa!! Al abrir, apareció ante mí...¡un conejo NEGRO! bueno, debería decir, ¡una coneja NEGRA!
-¿Dónde está?-preguntó antes de que me diera tiempo a articular palabra (un enigma saber cual hubiera articulado).
-Lo siento, no miré su etiqueta antes de ponerlo a remojo, utilizé agua caliente y......
-¡¡¡Basta!!! Dile a ese maldito conejo que salga inmediatamente.
Y de repente caí... Estaba....hablando con un conejo, perdón, coneja.
-Mira, no sé de que circo te has escapado, ni tú ni el conejo ese por el que te muestras tan histérica, pero aquí no está.
 Intenté, literalmente, intenté cerrarle la puerta en las narices, hocicos o....en lo que sea que tengan los conejos (y conejas). Comprobé la veracidad de la rapidez de los conejos. Se había colado en mi casa.
 Me resigné.
 La vi entrar y salir correteando de cada una de las habitaciones sin quitarse el sombrero (llevaba sombrero), por último, entró en la cocina, de allí salió con el sombrero en la mano derecha y ya, sin prisas, preguntó:
 -Dime, Alicia, ¿dónde está?.
 Entonces me di cuenta que algo brillaba en su mano izquierda. Uno de mis cuchillos de cocina. Regalo de mamá.
 Serenamente, respondí:
 -No soy Alicia.
 -Encontré esta dirección en su chistera-su semblante y su voz eran ahora sombríos-junto con tu número de teléfono y tu nombre, Alicia, todo dentro de un ridículo corazón dibujado.
 -¡¿Insinuas que tengo una aventura con un conejo?!...
 Fui hacia la mesa del comedor, rebusqué en mi bolso, luego en mi cartera, sin soltar el bolso, le cedí mi DNI.
 Vi cómo se le enrojecían los ojos, y, sin mediar palabra se abalanzó sobre mí, cuchillo y sombrero en mano.
 Inconscientemente mi mano se coló en mi bolso de nuevo. Cuando volví a mi inconsciente conciencia, el conejo (coneja) yacía sobre mi alfombra. Regalo de mamá. Un charco de sangre empezaba a mancillar tan distinguido elemento. Recogí mi DNI, antes de que el espeso líquido llegara a rozarlo:
             Nombre: Alicia Maravilla Ida.
 No seguí leyendo. Me despertó de mi nuevamente inconsciencia el sonido del teléfono:
 -¿Alicia?. -Llamó la voz de mamá al otro lado del teléfono.
 -¡¿Mamá?!
 -Perdona, hija, a tus años y aún sigo a veces pensando que tu padre no ganó la batalla de tu nombre.
 -Pero......
 -Pero nada. Tengo prisa. Esta noche a las nueve cenamos en tu casa.
 -¿Cenamos?-como mi supuesto segundo apellido, que hubiera sido regalo de mamá, me sentía como Ida.
 -Yo y Carlos.
 -Será Carlos y tú. Habla bien, mamá.
 -A las nueve. No repliques.
 -¿Carlos? ¿No era Esteban?
 -Conocí a Carlos la semana pasada y dejé a Luis, a Esteban lo dejé por Luis, hija, que poca atención prestas a tus posibles padrastros.
 -No tengo edad para que puedan preocuparme los posibles novios, amantes o amigos tuyos, que en ningún  caso padrastros míos. Nunca me habías dicho lo del nombre...Alicia
 -¿Qúe dices ahora de Alicia? Luego no quieras parte del botín.
 -¡¡Mamá!!
 Pero mamá había colgado, como siempre, con la última palabra. Aún tenía en mi mano el plástico que se suponía hablaba de mi identidad. Volví a mirarlo:
                      Nombre: Clara Campos Sanz.
 Yo.
 No quise pensar más....que en la cena.
          Comensales (3);
          Carlos, mamá, yo.
          Plato único;
          "Un delicioso conejo/a al ajillo"
 Ya me parecía estar oyendo a la acompañante de Carlos; "Hija, ¿¿conejo para cenar??,¿has troceado el conejo con el cuchillo de marca exclusiva que te regalé?, ¿y la fabulosa alfombra que te trajimos Yo y Álvaro de Persia?".....
 Pensado y oído.
 No dormí en toda la noche. Sueños con Conejo Blanco y vómitos de Coneja Negra.