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Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

domingo, 19 de febrero de 2017

Hay veces en las que soy...
lunes.
Y menguo
perdida en mi entropía.

Me paso la vida pagando deudas
que no recuerdo cuando
ni con quien contraje.

Respondo a lealtades invisibles,
ancestrales,
con huídas épicas
y atrincheramientos mentales.

Soy un lunes,
a destiempo...
con un complejo de incredulidad
de dimensiones bíblicas.

Por eso escribo a brochazos
en el techo
de mi agrietada habitación.

Soy un lunes,
tan a menudo...
de esos difusos,
con regusto amargo a domingo
tan disfuncional
como un adolescente sin smartphone.

Aún así...
es domingo.

Pero yo soy lunes otra vez,
y como el resto del mundo...
me odio.

Añoro cuando era viernes,
incluso un sábado resacoso
añoro saberme pérdida
e improductiva
echada a perder
pero querida
en mi decrepitud ociosa.


Soy hoy...
tan lunes:

mi vida me da pereza,
el ron y los paraguas...
nostalgia.

Como lunes,
lo habrás notado,
tengo un don:
la autocompasión.


Si me estás escuchando,
hazme viernes,
hazme día de fiesta.
O hazme...
a secas.


















jueves, 16 de febrero de 2017

NIGHTHAWKS

La soledad no tiene nada de romántico
y el frío me congela la nariz 
y la culpa de imaginar a los que duermen entre cartones siete noches por semana
La soledad no es una ventana abierta 
a un mundo de posibilidades
diga lo que diga el coaching 
tu madre o la astrología.
La soledad es una puerta
que se cierra 
lentamente en tu cara
sin que intentes
ni sepas impedirlo.
Es una caricia de la nada.
Una calle desierta de Palencia en invierno a las siete de la mañana.
Un regalo sin egoísmo.
Un adiós sin destinatario.
Un suicidio sin coartadas.
Y hablas por teléfono 
con una mujer la que amaste
y todo es bello y dulcemente triste
porque felicidad
es un verbo que se conjuga en pasado perfecto
y no en presente de mierda.
Y llega el miedo y ya no puede quitarte nada.
Soledad es esta ausencia 
de mí mismo que me acecha
en casi todas las esquinas
cuando me levanto demasiado temprano
sabiendo que ya es tarde para todo lo importante.
Soledad es ganas de volver a fumar
aunque sea para confundir
una vez más
arder con quemarme.
Y me pregunto 
cuándo dejaron de amarme 
mis amantes 
por qué no han abierto aún los bares
y dónde 
coño
está Hopper
cuando lo necesitas.

-Carlos Salem